El 470, llamado así por su longitud total de 4,70 m, es un monocasco de planeo para dos personas. Diseñado en 1963 por el francés André Cornu, el 470 se convirtió en una clase olímpica en 1976 en los Juegos Olímpicos de Montreal. Fue una prueba abierta hasta los Juegos Olímpicos de 1988 en Seúl, donde se convirtieron en dos pruebas separadas para hombres y mujeres. La prueba de 1988 fue la primera prueba de vela exclusivamente femenina en los Juegos Olímpicos donde contamos con la partícipación histórica de Mimi González y Patricia Guerra.
Se trata de una clase monotipo en la que los atletas compiten con un equipamiento prácticamente idéntico fabricado por fabricantes homologados. Las diferencias de diseño entre las embarcaciones se encuentran dentro de las variaciones permitidas incluidas en las reglas de la clase. Estas variaciones permitidas permiten a los atletas competir con el equipamiento que consideren más adecuado a su estilo de navegación, añadiendo un elemento técnico a la competición.
Equipado con spinnaker y trapecio, el trabajo en equipo es clave para el éxito en este barco. El peso óptimo de la tripulación es de entre 120 y 135 kg.
Nuestro país ha destacado por su palmarés olímpico en la clase 470 con 6 medallas a lo largo de la historia. Dos medallas de oro de Theresa Zabell con Patricia Guerra (Barcelona 92) y Begoña Via Dufresne (Atlanta 96), un oro de Luis Doreste y Roberto Molina (Los Angeles 84), un oro de Jordi Calafat y Kiko Sánchez Luna (Barcelona 2), una plata de Natalia Via Dufresne y Sandra Azón (Atenas 04) y la última medalla en la clase de Jordi Xammar y Nico Rodríguez en este caso de bronze en Tokio 2020.