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Tamara Echegoyen y Paula Barcelo 49erFX
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Támara Echegoyen (1984 – RCN Sanxenxo – Galicia)

Esta es mi quinta campaña olímpica, segunda con Paula Barceló, y serán mis cuartos Juegos Olímpicos. Los primeros fueron en Londres 2012 en Elliott 6M, donde con Ángela Pumariega y Sofía Toro conseguimos la medalla de oro. Para Rio 2016 formé tripulación con Berta Betanzos en el estreno del 49er FX y obtuvimos Diploma Olímpico con un cuarto puesto, y para Tokio 2020 continué en la clase con Paula Barceló y también finalizamos con Diploma Olímpico, cuarto puesto.

¿Cuál es la particularidad de esta campaña olímpica?

Podría decir que es la campaña de consolidación. He tenido una vida olímpica muy variada, he cambiado muchas veces de clase y también de compañeras y, por fin, para París 2024 voy en la misma clase, el 49er FX, y con la misma compañera, Paula Barceló. Estoy disfrutando de una campaña totalmente diferente. Es un equipo consolidado, un equipo que ya trabaja pequeños detalles de cara a unos resultados en los campeonatos y, sobre todo, disfrutamos de ese trabajo que normalmente haces, tan sumamente duro, para las campañas olímpicas, y que cada vez que cambias casi que desaparece y tienes que volver a crear, a cimentar un nuevo equipo, aprendizajes, convivir, entender a tu compañera y ahora, por fin, puedo disfrutar de que ese trabajo hecho nos va a servir para encarar unos nuevos Juegos Olímpicos.

¿Qué te ha enganchado a esta vida olímpica?

Yo creo que en general me ha enganchado el deporte, desde muy pequeña he practicado muchos deportes porque mis padres siempre tuvieron claro que tenía que vivir y crecer en ese mundo, daba igual el deporte, me llevaron a todos. Pero con el mar tuve una relación muy especial y en el agua, da igual las condiciones que haya, siempre tengo una sensación de paz que algunas veces que me sorprende y que me llena mucho. Y una vez que conoces las campañas olímpicas, la frase de que “el éxito está en el camino” la vivo cada día. Cada vez que he decidido hacer una campaña olímpica he tenido la suerte de hacerlo con diferentes tripulantes, con diferentes entrenadores, y puedo decir que tengo una gran red de amigos en todo el mundo. Es algo que me apasiona.

¿Es la clase 49er FX la que mejor se adapta a ti?

No sabría decir si es la que mejor se adapta a mí, pero sí estoy segura de que yo me adapto muy bien a cualquier tipo de clase y disfruto mucho el proceso de adaptación, algo que necesita tiempo y que muchas veces te hace empezar desde lo más bajo. No todo el mundo tiene paciencia para saber que el tiempo es tu mayor aliado y que si trabajas bien y confías en el trabajo, que para mí es la base esencial del éxito, podrás llegar. Creo que el 49er es un barco de presente y de futuro, es un barco rápido, que ofrece muchos desafíos técnicos a la tripulación, es muy atlético, y a nivel visibilidad a la gente le gusta verlo navegar, por lo tanto puedo decir que ahora estoy en el barco en el que me gusta estar.

¿Crees que tu polivalencia en distintas clases es un activo?

Para mí esencial tener la mente abierta al cambio y creo que, sobre todo en la vela, donde dependes de unas condiciones que son variables y que no puedes controlar, es importantísimo a la hora de alcanzar la victoria. Esta modalidad multidisciplinar que tengo no solo me permitió conocer diferentes tipos de barco sino que me permitió trabajar con diferentes personas que, todas ellas, han aportado un grano de arena. Estoy muy agradecida, aunque algunas veces ha sido duro el cambio y empezar de cero, y me he permitido es crecer como regatista.

Empezaste en clase individual, ¿volverías a ellas?

No volvería atrás. La oportunidad de trabajar en equipo para mí es apasionante, poder compartir un éxito es el mejor de los regalos. Valoro mucho la gente que consigue disfrutar de la navegación en solitario, pero yo disfruto muchísimo navegando con alguien.

¿Qué suma tu participación en distintas disciplinas a la campaña olímpica?

El punto más fuerte de tener diferentes proyectos, en los que están involucrados diferentes personas y muchas de ellas con mucha calidad técnica, táctica, estrategia y en otros departamentos, no sólo suma en ti conocimiento, sino que te permite tener una visión más amplia de lo que estás haciendo. Es una oportunidad de tener más puntos de vista y cuando trabajas con muchas personas estás mucho más abierto a escuchar y tienes muchas más oportunidades de aprender.

En campañas olímpicas trabajas en un grupo pequeño y es normal que ese grupo vaya siempre en la misma dirección, es lógico. Tener la oportunidad de sacar la cabeza fuera e integrarte en otro proyecto deportivo, al volver te hace agitar al equipo y supone un plus de aprendizaje.

¿Hay miedo a restar horas a la campaña olímpica?

Siempre es un balance. Cuando decides hacer otros proyectos tienes que poner encima de la mesa todos los pros y los contras y tienes que saber claramente cuál de ellos es su prioridad, porque si en alguna ocasión has de elegir tienes que tener claro cuál es la prioridad. En mi caso no hay ninguna duda de que la prioridad es Paris 2024 y el proyecto que tengo con Paula Barceló, y cada vez que decido hacer un proyecto soy muy honesta con el otro proyecto poniendo claro que hay una prioridad, mi campaña olímpica, y que si alguna vez esa balanza se desequilibra tengo que poner más peso en ese lado. Honestidad y balance.

¿Los mejores y peores momentos de la campaña?

¡Espero que el mejor momento esté por llegar!

Ahora mismo estamos viviendo un buen momento, nos sentimos muy unidas y muy entusiasmadas con el proyecto que nos espera, y sobre todo con el desafío tan grande que tenemos en unos meses. Los peores momentos para mí son sobre todo gestionar las pequeñas piedras que te vas encontrando, que de repente tienes una planificación perfecta y una lesión te aparta de ella y tienes que volver a reestructurar, controlarte emocionalmente. La vida del deportista es como una montaña rusa.

Mantienes tripulante pero hay cambio de entrenador ¿Qué os aporta Jose “ZE” Costa?

Creo que los entrenadores siempre aportan, aparte del carácter de planificación, gestión y establecimiento de objetivos, en los equipos que ya están un poco más rodados y consolidados, con unos niveles técnico, táctico, y estratégico muy altos, la visión externa. Ellos tienen la capacidad de poder hacer un análisis más global, ven cosas que tú puedes mejorar o que tú no eres capaz de analizar y, sobre todo, aporta tranquilidad, saber que cuando llegas a la semirrígida tienes ahí no otro pilar en el que te puedes apoyar. Ze fue regatista, conoce muy bien los pensamientos, las sensaciones que tienes a la hora de competir y yo creo que eso es un plus añadido.

¿Y Támara que aporta?

Todo el mundo dice que aporto experiencia y la verdad es que haber hecho muchas campañas olímpicas, sin lugar a dudas te da una experiencia. Hay muchas situaciones que puedes anticipar porque ya has pasado por ellas y eso te permite ir un pasito por delante de ciertas cosas. También aporto la pasión, porque cada día lo enfrento con la misma emoción del primero, y siempre soy capaz de ver una parte positiva y un aprendizaje, siendo muy fiel a que esto nos va a llevar a algo mejor siempre.

¿Hay cara b después de tantas campañas olímpicas?

Sí que la hay, somos deportistas y la edad te da experiencia, pero a nivel físico también te da algún tipo de limitaciones. Yo, evidentemente a lo largo de los años he acumulado muchas más lesiones que normalmente, además nuestro barco es muy exigente físicamente y técnicamente, por lo tanto, hay situaciones de riesgo navegando que te producen lesiones. Pero al final siempre es un balance, lo que te quita un lado te lo da la otro y si físicamente no tienes la potencia de un adversario más joven, sí tienes la experiencia para paliar.

¿Cómo valoras el resultado del mundial de Lanzarote?

Fue un resultado que nos supo. Trabajamos duro para poder estar luchando por un podio mundial pero estamos en una clase muy competitiva y hay rivales que nos lo ponen muy difícil, y eso te hace tener motivación para seguir trabajando. Del mundial han salido dos o tres puntos muy esenciales para afrontar los próximos Juegos Olímpicos. Paula y yo somos lo suficiente valientes como para aceptar estos errores y verlos de una manera constructiva.

¿Cuáles son los principales deberes antes de Marsella?

Marsella tiene un campo de regatas bastante inestable, en el que a veces no se cumplen los partes, que va a exigir a todos los regatistas ser muy resolutivos ante las situaciones. Hay que estar abierto a todo y creo que va a ser clave tener un nivel técnico muy alto para poder adaptar continuamente el plan a lo que queremos, e ir con confianza en los planes estratégicos. Mentalidad abierta y fría, que la regata no se termina hasta no se cruza la línea y eso también se trabaja. Y, por supuesto, gestionar la presión de los Juegos Olímpicos psicológicamente es uno de los puntos más importantes.

¿Cómo te aíslas de esa presión?

No te aíslas ni desaparece, solo las gestionas. Hay diferentes recursos que se trabajan con los psicólogos deportivos durante muchos años. Evidentemente, la presión no va a desaparecer, está ahí porque es una competición que es única, que se hace cada cuatro años y todos sabemos la importancia que tiene subirse a un podio olímpico. Hay que gestionarla y convivir con ella.

¿Quién es para ti tu gran apoyo?

Tengo muchísimos. He tenido grandes regatistas alrededor mío que han estado involucrados en mis campañas olímpicas, pero hay una persona que siempre ha estado a mi lado desde que nací, que se llama madre, siempre está al otro lado del teléfono para y me ha acompañado en todas mis aventuras.

¿Tu madre siempre te ha aconsejado seguir con tus campañas olímpicas?

Nunca me ha dado un consejo tan directo, lo que sí me ha dicho es “si quieres dejarlo y volver, aquí está tu casa”. Nunca sentí de ella la presión de tener que hacer nada que no quisiera y siempre he sentido el apoyo de que cualquier decisión que tomase iba a ser aprobada por ella. Lo único que no le hacía mucha gracia es que hiciese otra vuelta al mundo, básicamente me dijo una y ya está.

¿Qué significan para ti los Juegos?

Es el mayor estadio internacional del deporte. A veces normalizamos la importancia de estar en unos Juegos Olímpicos pero de repente llegas allí y eres como un héroe nacional, estás ahí representando a un país, con una población enorme que te está siguiendo y que realmente está disfrutando lo que tú haces, que realmente quiere que tú triunfes. Y no es fácil llegar a unos Juegos, hay tantos trámites que no todo el mundo puede llegar. Conozco a tantos regatistas que podrían haber hecho un resultado buenísimo y no han conseguido ir que cada vez que voy me siento muy afortunada.

¿Has aprendido más de los cuartos puestos o de la medalla de oro?

De los cuartos, sin lugar a dudas. La medalla de oro de Londres me abrió la puerta al mundo profesional y a poder estar ahora hablando de todos los éxitos deportivos que he conseguido. Te da nombre y te escuchan, que a veces es muy complicado que te escuchen, y abrió las puertas de mis grandes sueños para dedicarme a lo que me estoy dedicando ahora. He conseguido llegar a otros tres Juegos Olímpicos y en los dos últimos, en condiciones de medalla, al final nos vinimos con dos diplomas, dos cuartos, pero a cada uno de los Juegos Olímpicos que he ido he llegado como mejor regatista.

¿Hubieras seguido con tus campañas olímpicas de haber tenido más oportunidades profesionales?

Es verdad que el mundo femenino profesional está complicado, pero soy afortunada y he estado en equipos profesionales y en eventos que hasta hace poco eran exclusivamente masculinos. Si le preguntas a todos los regatistas masculinos profesionales que han hecho una campaña olímpica cuál es su proyecto favorito, estoy convencida de que todos van a decir campañas olímpicas. Realmente sí, las elegiría mil veces por encima de otros proyectos profesionales.

¿Tienes miedo a no tener un motor tan potente como una campaña olímpica?

Soy buscadora de retos imposible y creo que cuando eliges un proyecto y realmente estás buscando que tenga éxito, es una motivación intrínseca de por sí muy grande. Es verdad que mi mentalidad va cambiando y ahora también busca otros proyectos y otros desafíos, pero yo prefiero estar siempre fuera de mi zona de confort y que aunque las cosas parezcan muy difíciles, soy muy creyente del trabajo. El talento siempre ayuda, pero los que llegan arriba tienen más que talento, son grandes trabajadores.

¿Cuál sería un buen resultado en Marsella?

Una medalla olímpica. Es complicado, sé que hay trabajo y sé que ninguna de nuestras adversarias nos lo van a poner fácil. Pero yo confío en Paula y confío en nuestras posibilidades y creo que hay que llegar a los juegos con opciones de luchar, luego habrá que ver el resultado y, seguramente, cualquier que sea al final acabaremos sacando la parte positiva. Pero una parte importante es creer que tu equipo puede, y ya lo ha demostrado.

¿Y después de Marsella?

En un par de meses en Barcelona en la edición femenina de la America’s Cup. Después tengo varias líneas pero todo depende de cómo se desarrollen los resultados.

 

 

Paula Barceló (1996 – CN Arenal – Baleares)

Mi primera experiencia en campaña olímpica fue con Silvia Mas en 470 para Rio 2016, de cara a Tokio formé tripulación con Támara Echegoyen en 49er FX y esos fueron mis primeros Juegos Olímpicos. ¡A por los segundos en Paris 2024!

¿Qué habéis mejora en esta campaña?

No dejamos de crecer, tanto personalmente como a nivel deportivo. Creo que es lo más importante y lo que da sentido a lo que hacemos. Creces mucho a nivel técnico, pero lo más valioso es crecer como equipo, conocernos mejor la una a la otra, cómo reacciona cada una ante situaciones específicas, las emociones que nos rodean y la comunicación que tenemos entre nosotras, es lo más importante y lo que quizás lleva más tiempo. Nuestro punto fuerte es ese, una consolidación como equipo.

¿Qué aporta Paula al equipo?

Vitalidad, actitud positiva y las ideas nuevas que surgen quizás de la inexperiencia. El balance entre las dos es muy bueno porque ella tiene ya muy claros los pasos que hay que seguir y cuando hay un aporte extra de una idea nueva Támara siempre está muy abierta.

¿Cómo pasas de ser patrona a tripulante?

Estuve de patrona en 420 y siempre había competido contra Silvia Mas, que también era patrona. Cuando cumplí los 18 tenía claro que quería hacer una campaña olímpica y pensé en Silvia, aunque ella no tenía ninguna expectativa de hacer campaña olímpica. Pero se lo propuse y le hizo mucha ilusión, se tiró a la piscina conmigo y empezamos el proyecto. Fue muy bien desde el principio porque siempre me había gustado mucho el rol de tripulante, todo lo que sea acción siempre ha ido mucho conmigo. Creo que encaje muy bien en ese rol y hasta el día de hoy que sigo mejorando.

¿Han cambiado los roles de patrón y tripulante?

Ha cambiado bastante, depende un poco de la clase pero, en general, el rol del patrón y el tripulante se combinan en un 50 – 50. Obviamente, cada uno tiene que tener sus responsabilidades muy definidas porque es lo que hace que aumente la eficiencia del equipo y la productividad, y que al final el rendimiento sea mucho mejor. Pero las responsabilidades están bastante repartidas y el peso del patrón y el tripulante a día de hoy es muy similar. Un ejemplo muy claro fue el de Peter Burling y Blair Tuke, los dos tenían un papel súper importante en el equipo y dio mucha visibilidad a los tripulantes, que muchas veces somos la cara oculta, que tenemos una labor diferente a los patrones pero igual de importante.

¿Existe el plan de conciliación entre tus dos grandes pasiones, la vela y la medicina?

Me gustaría poder unirlas y que no haya una barrera de separación entre una etapa y otra. Hasta ahora las estoy compaginando, es un poco sacrificado pero me ayuda a desconectar de un mundo y me conecta con el otro, para el cerebro es necesario y además, formarte en algo y mantener el cerebro activo es muy positivo para aumentar tu rendimiento independientemente de lo que hagas. Cuando acabe de medicina quizás dedicarme a la traumatología y luego a hacer un algo de Medicina del deporte, unir los dos mundos creo que es muy posible.

¿Algo de la medicina que te ayude en tu campaña olímpica?

Como he dicho, el hecho de mantener siempre el cerebro activo es algo que aumenta el rendimiento del cerebro y que tengas más facilidades de desarrollarte en la campaña olímpica. Y todo el conocimiento médico, a nivel de conocer tu cuerpo, los procesos fisiológicos que es lo que trabajamos con el preparador y nutricionistas, sí que ayuda.

¿Ha cambiado el perfil del deportista en el mundo de la vela?

Sí, lo estamos viendo en generaciones súper jóvenes, a los 15 años en Optimist, que ya están súper profesionalizados. Es un deporte de alto rendimiento que exige estar en unas condiciones físicas y psicológicas muy top para llegar a conseguir puestos de podio.

¿Qué aspectos definen a una tripulación ganadora en 49er FX?

Es una combinación de muchos factores. Está el departamento más técnico, en el que invertimos mucho tiempo y en el que todo el mundo tiene un nivel bastante elevado; después tenemos el componente físico, que obviamente todas trabajamos para estar lo mejor posible porque lo que buscamos en competición es que el físico no sea un limitante; y está el aspecto mental que quizás es el que juega un papel más importante a nivel de alto rendimiento, porque los otros aspectos son más fáciles de trabajar, pero el aspecto mental creo que es el que marca la diferencia entre los equipos que ganan o los que se quedan a las puertas. Tiene que ser un barco rápido, con ambición, en buen estado físico para que las maniobras sean explosivas y evitar volcadas y con ilusión.

¿Cuáles identificas como los mejores y peores momentos de la campaña?

Uno muy especial fue Canadá en 2022, cuando conseguimos el bronce en el campeonato del mundo, porque veníamos de un gran parón después de los Juegos. No íbamos con esas expectativas, íbamos con ganas de volver a navegar, de volver a competir. Y el segundo el europeo 2023 en Vilamoura tras un mundial que había sido un poco duro para nosotras. Con unas condiciones que no eran las conseguimos un bronce y fue superbonito a nivel personal superar un nuevo reto. Y un momento duro para mí fue el mundial de La Haya. Conseguimos clasificar al país pero realmente íbamos con mayores ambiciones y nos quedamos un poco lejos de esos puestos de cabeza.

¿Pesa arrastrar constantemente esa posición de favoritas?

Veo más como un privilegio el hecho de que la gente espere cosas de ti, porque quiere decir que realmente creen en tus posibilidades: Hay veces que te ahoga un poco pero si consigues relativizar te ayuda y te da más fuerzas.

¿Qué significan para ti los Juegos?

Un sueño. Ya he vivido unos y sigue siendo un sueño y una ilusión. Desde el momento en el que decidimos hacer una campaña olímpica soñamos con poder ir a a los Juegos y no solo eso, sino poder subirnos al cajón en los Juegos. Recordando un poquito Tokio… las mariposas en el estómago, la presión de estar en unos Juegos, la adrenalina… es increíble.

¿Cómo viviste el cuarto puesto en Tokio?

Fue duro. Veníamos muy fuertes en toda la temporada anterior y estuvimos en los puestos de cabeza durante todos los Juegos y, al final, se nos escapó esa medalla en la Medal Race. Es muy doloroso y cuesta asimilarlo, pero cuando consigues ver el lado positivo de todas estas situaciones sales fortalecido.

¿Quién es para ti tu gran apoyo?

Mi familia, mis padres y mi abuelo son las personas más importantes y las que cargan con toda la parte emocional de la campaña y de unos Juegos. Cuando llegas a casa es cuando sacas todo lo que llevas dentro y son ellos los que nos tienen que aguantar muchas veces y siempre están para levantarme.

¿Te sientes parte de una revolución del deporte femenino?

Sí, es un sentimiento entre orgullo y responsabilidad. Estamos abriendo muchas puertas que hasta ahora estaban cerradas, que generaciones anteriores han ido abriendo, y coger el relevo es una ilusión y una responsabilidad. Se están dando pasos firmes hacia adelante pero queda mucho por avanzar.

¿Hay vida olímpica después de Marsella?

Diría que no, pero también dije esto antes de Tokio y aquí estoy. Lo que hay seguro es terminar la carrera de Medicina que me queda solo un año. Pero bueno, es una llama que de repente se enciende y dices ¡vamos a por otra!

¿Un consejo a la Paula de diez años?

Que luche por lo que cree y lo que desea y que no se preocupe tanto, hay que disfrutar.

¿Cuesta vivir el momento con objetivos tan ambiciosos?

Si no tienes objetivos ambiciosos en la vida no tiene es motivación. Tenerlos hace que cada día te levantes con unos objetivos muy claros y una meta, es lo que te ayuda en el día a día a seguir hacia adelante.