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Formula Kite Femenino

 

Gisela Pulido (1994 – RCN Barcelona – Cataluña)

Haber pasado del freestyle al Formula Kite y afrontar mi primera campaña olímpica está siendo un gran camino de aprendizaje que espero dé sus frutos en los que serán mis primeros Juegos Olímpicos.

¿Qué aprendizaje sacas de esta campaña olímpica?

Lverdad es que me ha enseñado un montón de cosas, creo que soy una persona totalmente diferente a cuando empecé a competir en Formula Kite. Nunca me había acercado tanto al mundo olímpico y ahora se ve todo un poco diferente. Venía de tomarme un tiempo sabático después de dejar de competir en freestyle y estaba centrada en mis proyectos, tenía muchísimo tiempo libre, muchos viajes y, de repente, me cambió la vida drásticamente. Empecé a entrenar y al principio fue un cambio bastante fuerte, pero me gustó el tener el objetivo de los Juegos Olímpicos, con unos objetivos cada año de competiciones, de planificación, tener entrenador, preparador físico, preparador técnico, táctico… creo que es una de las cosas que más me gusta de este mundo, tener un equipo tan grande alrededor tuyo que te ayuda siempre a cumplir tus objetivos.

¿Hay un choque cultural entre el mundo del kite de playa y éste?

Es un mundo totalmente diferente. Cuando empecé a competir a los 10 años íbamos mi padre y yo a la playa, viajábamos los dos solos y sí, éramos un poco un poco más hippies en ese sentido. No teníamos entrenador, no teníamos preparador físico, no teníamos gente que nos ayudara, éramos un poco autodidactas. Fue pasando el tiempo y fuimos consiguiendo patrocinadores y un poquito más de ayuda. Pero no tiene nada que ver con el mundo olímpico, es casi otro deporte. Pero estoy feliz de poder vivir esta experiencia y creo que me ha hecho madurar mucho como persona y como deportista, soy una persona totalmente diferente a la que era hace tres años.

¿Has aprendido más de las victorias o de las derrotas?

Cien por cien de las derrotas. Cuando gano algo, inmediatamente es pasado y pienso en el siguiente campeonato, el siguiente título. Pero cuando no gano me quedo mucho más anclada en por qué no he ganado, qué es lo que ha fallado, qué es lo que he hecho mal, en qué puedo mejorar, qué es lo que tengo que entrenar. Soy mucho más crítica con lo que no he conseguido.

¿Cuándo decidiste dar el salto a la vela olímpica?

Mi sueño siempre ha sido ir a unos Juegos Olímpicos. Cuando se rumoreaba que el Kite iba a ser olímpico yo iba esperando ese momento y al confirmarse no me lo pensé dos veces, lo iba a intentar. Y cuando clasifiqué al país el año pasado fue un subidón de adrenalina.

¿Cómo has cambiado en esta campaña?

Cuando empecé lo hacía todo de una manera mucho más ambiciosa, buscaba siempre el resultado y me doy cuenta de que al final la campaña no es solo el objetivo de los Juegos, es todo lo que vivimos durante la campaña. La gente que conoces, tu equipo de la Federación, los otros deportistas, los deportistas de otros países, los viajes, eso es lo que te quedas creo. Estoy aprendiendo a disfrutar mucho más del día a día, del trabajo que hacemos con mi entrenador, Antonio Minguez y con Marcelo Cairo. Te quedas con los buenos momentos con ellos, e ir al agua todos los días, mejorar un poquito cada día. Al final son tu familia porque pasamos mucho más tiempo fuera de casa que en casa.

¿Quién es Fly?

Fly es mi hijo, mi perro. Lo adopté cuando tenía dos años porque siempre había querido tener un perro, pero en mi familia no cuadro nunca. Fue una decisión mía y mis padres estaban en contra, pero me dijeron que había un Border Collie que buscaba familia y dije “para mí”. Además, se llamaba Fly, no le cambien el nombre, estaba destinado para mí. Llegué de un viaje y tal cual llegué al aeropuerto de Málaga, cogí la furgo y yo sola me fui a Córdoba a recogerlo. Me presenté en casa de mis padres con Fly y ahora casi le quieren más que a mí. Va conmigo a todos lados.

¿Ha habido un choque al enfrentarte a lo que era el material, la técnica y los requisitos del Formula Kite?

Yo sabía a lo que jugaba. No tengo ni idea de regatas, no tengo ni idea de vela, ,no sé regatear en un barco, nunca he subido un barco… sabía que no tenía ningún ninguna experiencia pero tenía un montón de ganas y tenía mucha experiencia en competir aunque fuera otro deporte. Eso quizás me motivaba, aunque no sabía que iba a ser tan condicionante el tema del peso, pues al ser un foil, cuanto más pesas, más rápido vas. Da igual la técnica que tengas, al final la vas a conseguir en un mes, en seis meses, en un año o en tres. Es mucho más importante lo que pesas que el feeling que puedas tener en el control de cometa o con el foil. Si pesas 63 kg y te sacan 25 kg es muy difícil. Ha sido bastante duro tener que procesar esto, incluso tenía mejores resultados antes que ahora porque antes mi técnica era muy buena y las otras chicas no eran técnicamente tan buenas como ahora y el peso no marcaba tanta diferencia. Ahora todas tenemos un nivel técnico más similar e influye mucho más el peso. De hecho, en el Top10 no hay nadie de 63 kg, la media son 70-80-85, la suiza casi 100 kg.

¿Cuáles han sido el peor y el mejor momento?

El peor fue sin duda el mundial del año pasado. Fue para mí un punto de inflexión. Esperaba clasificar y fue de las peores competiciones que he tenido nunca, con muchas protestas, me descalificaron, rompí mucho material, me robaron una cometa, tuve choques en el agua, me pasó todo lo que me podía pasar y, aún así, me quedé a un punto de clasificar. La siguiente oportunidad era el europeo con una sola plaza y aunque pensé que era mucho más difícil fui a por todas y lo conseguí. Todo esto ha conformado un punto de inflexión para mí, porque estamos demasiado centrados en el resultado, en que queremos ganar y conseguir objetivos y a veces nos olvidamos de disfrutar.

EL mejor momento de estos tres años ha sido en Fuerteventura este invierno. Cinco meses entrenando y con tiempo para mí… ¡empecé a dar clases de guitarra! Ha sido un cambio de 180º en mi vida.

Alguien como tú, acostumbrada a ganar, ¿cómo procesas los resultados difíciles?

Eso es lo más difícil. Acostumbrada a ganarlo todo en freestyle y ser la mejor, ahora mi mejor resultado es un tercero en el europeo. Estar en un Top10 es una lucha. Antes, cuando un campeonato me iba mal desaparecía, desconectaba una semana y nadie me podía encontrar. Era porque, obviamente, no sabía gestionar el fracasar, no estar en el número. Ahora trabajo con la psicóloga la forma de ver las cosas y en vez de pensar tanto en el resultado ser un poco más realista. Me falta peso y es como si quiero ser jugador de baloncesto y mido 1,65. Pero hay que seguir trabajando los puntos fuertes, que hay muchos. Y, además, lo que mejor se me da es estar bajo presión, lo que más me gusta es la adrenalina.

¿Cuáles son tus condiciones para obtener un buen resultado?

Cuanto más difíciles son las condiciones, con viento más racheado, más fuerte, con olas, menos se nota el peso y más la técnica. La velocidad ya te la edad del viento y no tu físico.

¿Qué nos cuentas del proceso de aprender a jugar con la flota, los roles, la táctica?

Cuando competía en freestyle tenía siete minutos para hacer las maniobras y listo, aquí es como una partida de ajedrez, tienes que estar pensando dónde estás tú en el campo, qué están haciendo tus rivales, el viento… La salida es súper importante pues salir bien te da ese segundo para escapar. Al principio me costaba un poco entender los conceptos pero tengo el mejor entrenador y hacemos muchas reuniones y analizamos muchas regatas. Al principio tomaba decisiones muy automáticas que no eran las que tocaban, y si las pensaba ya iba tarde, me costó un poco.

Hacemos muchas regatas cortas, entre cuatro o cinco, donde hay mucho posicionamiento, mucha táctica, que es lo mismo que hacemos en competición. En Formula Kite, la importante llega el último día, cuando el Top10 se enfrenta en regatas de seis minutos con cuatro personas, donde realmente te juegas todo y donde cómo te coloques en la salida puede serlo todo.

¿Quién es para ti tu gran apoyo?

Yo creo que Fly. Es incondicional. Cuando no me lo puedo llevar, mi mayor ilusión es volver a casa y que esté ahí, feliz, y que me dé muchos besos y muchos abrazos.

¿Qué significan para ti los Juegos?

Creo que ha cambiado un poco mi forma de ver las cosas. Al principio era un “quiero quiero una medalla” con mucha ambición, solo quería pensar en la medalla. Y ahora veo que hay que disfrutar del proceso, de los Juegos, de estos años de campaña y la experiencia que suponen. Obviamente voy con las mismas ganas de conseguir una medalla.

¿Y después de Marsella?

Me gusta mucho el mundo olímpico, me gusta mucho la que he vivido y no descarto para nada hacer otra campaña, aunque sé que es difícil por el tema del peso que al final condiciona mucho. Me gusta mucho la competición y me gustaría seguir en el mundo olímpico. Después de Marsella toca un tiempo de relax y luego ya veremos.

¿Te sientes parte de una revolución en el deporte femenino?

Creo que sí, porque llevo compitiendo desde que era súper pequeñita, desde que tenía 10 años, y he vivido un poco la evolución del deporte femenino en España. Cuando empecé apenas había deportistas y no se hablaba mucho de ellas y ahora tenemos muy buenas deportistas y los medios de comunicación también se hacen mucho más eco de lo que sucede. Me siento feliz de haber aportado mi granito de arena y de poder ser parte de la historia del deporte femenino.

Si volvieras a empezar, ¿qué cambios harías en tu campaña?

Realmente haría un copy-paste de mi campaña olímpica en Formula Kite porque todas las herramientas y todo lo que hemos utilizado estos tres años es lo mejor de lo mejor.  Algo, por ejemplo, a lo que antes no le daba tanta importancia es al descanso, que también es entrenamiento porque tienes que estar descansado para después rendir en el gimnasio, o en el agua, o en regata. Y el hacer una planificación, que antes era imposible con el freestyle. Realmente, toda la experiencia que me ha dado esta campaña la puedes utilizar en cualquier sitio, tanto en una empresa como en otro deporte.

¿Qué es para ti el mar?

El mar es mi casa, me siento mucho más cómoda en el agua que fuera del agua. No podría vivir en una ciudad que no tuviera mar, necesito mi dosis de mar todos los días.